sábado, julio 27, 2024
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Jugar bien y perder

El Burgos jugó durante 69 minutos un buen partido pero en muy poco tiempo todo se desmoronó.

Foto: Burgos CF

Lo ocurrido el pasado domingo en El Plantío, en el partidos que disputaron el Burgos y el Granada permite entrar en una reflexión que entronca con la controversia suscitada en las últimas semanas, especialmente en la redes sociales, donde algunos cuestionaban el juego del equipo blanquinegro.

Fue una de las primeras partes mejores en el juego del Burgos, al menos eso nos pareció a quienes seguimos la actualidad del equipo. Un buen juego que nos hizo ver un Burgos más ambicioso, queriendo ser protagonista del partido, llevando la iniciativa y marcando gol en los primeros minutos, un auténtico golazo de Gaspar Campos.

El Granada estaba a merced del Burgos, apenas inquietaba la portería de Caro y era un equipo al que no le salían las cosas, porque la presión del Burgos no le ofrecía apenas concesiones.

La segunda parte no cambió de guión en sus primeros minutos, con el mismo esquema y con el Burgos siempre por delante en el marcador, eso sí, un marcador ajustado de un gol, que no permitía errores, porque pese a las llegadas de peligro del equipo de Calero, más que en partidos anteriores, el marcador no se ampliaba y dejaba un destello de inquietud.

A los 59 minutos se produce la entrada de Jorge Molina, para el Granada, un jugador que revolucionaría el partido, y a los 67 minutos, el cambio de Mumo por Navarro. Y tan solo dos minutos después, llegaba el gol del empate del Granada por medio de Molina, tras un balón que gana la espalda a la defensa, salida desafortunada de Caro y libre de marcaje el jugador del Granada para marcar a placer el empate.

Fue un momento especial, porque el Burgos, que hasta entonces controlaba perfectamente el partido, paso a estar muy tocado, un gol que sentó como un mazazo a los jugadores blanquinegros y que supuso una inyección de moral y confianza a un Granada que comenzó a creer en sus posibilidades. Un desequilibrio, había dado un vuelco al partido.

Pese a todo el Burgos pudo adelantarse en el marcador, Areso y Artola tuvieron claras ocasiones, pero sus remates fueron con poca fuerza y con ventaja para el guardameta. Lo contrario que el Granada, que aprovechaba las pérdidas de balón del Burgos para contragolpear, y marcar el segundo gol, obra de Uzuni, en otro desliz defensivo del equipo burgalés. El Granada le había dado la vuelta al marcador. Y para colmo de males, la lesión de Atienza, los cambios a la desesperada de Calero y el tercer gol visitante, ya en tiempo de descuento, que ponía la rúbrica al partido para el Granada y dejaba helada a la afición blanquinegra, que no se esperaba este cambio en el partido. Increíble.

Quienes piensan que el Burgos jugó bien no se equivocan y claro que nos gustaría que el Burgos de los primeros 60 minutos volviera al terreno de juego con su buen juego, pero cuidado, siempre que ello no suponga la fragilidad que mostró el equipo a partir del gol del empate, encajando 3 goles casi seguidos, algo que hacía mucho tiempo que no sucedía.

Y aquí viene la pregunta: ¿Fue un buen partido del Burgos? ¿Este es el modelo de juego que reclaman muchos entendidos en las redes sociales y un sector de la afición?

Pues cuidado. Desde esta modesta tribuna de opinión, me permito sugerir que el buen juego debe ir unido inexorablemente al resultado. No se juega bien cuando encajas tres goles en casa, ni cuando facilitas al rival una remontada tras 60 minutos de buen juego. Esto es como en un restaurante un cocinero, que fabrica una buena paella, con inmejorables ingredientes y aspecto muy apetitoso, pero cuando ya la tiene hecha se le olvida poner la sal y se pasa con el pimentón. ¿Es una buena paella? Pues no, por muy bien elaborada que haya estado y tenga los mejores ingredientes. En la paella un detalle estropea todo el trabajo y en el fútbol sucede lo mismo. No se juega bien cuando se pierde y eso lo deben tener en cuenta también quienes desde algunas redes sociales se han dedicado a criticar, cuando no minusvalorar, el juego del Burgos, cuando ganaba partidos y sumaba puntos.

Afortunadamente los medios de comunicación, al menos la mayoría, estamos en otra onda, y recibiendo críticas por no criticar, valga la redundancia, la misma onda que pienso que existe en el cuerpo técnico y en el seno del Burgos. Jugar bien es sumar y ganar, lo demás es otra cosa.

Una gran temporada no se puede estropear por exceso de pimentón y porque le falte sal a la paella. Lección aprendida.

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