La llegada de Curro Segura abre un nuevo proyecto manteniendo el reto de un ascenso que parece complicado.
Poco más de once meses ha durado la aventura de Paco Olmos al frente del banquillo del Hereda San Pablo. Un fichaje que levantó ampollas en el mundo del baloncesto y que no sirvió para el principal objetivo en su momento que era salvar la categoría. Además, dejó muchas dudas en el aficionado burgalés, pues el equipó en el tramo final del campeonato tiró por la borda partidos que tenía en su mano, como sucedió ante Obradorio y Andorra, y en el último compromiso de la campaña el equipo no fue más que una sombra de lo que se esperaba de él.
Con el descenso, para sorpresa de algunos, el conjunto burgalés decidió mantener al técnico valenciano al frente de la nave azulona para iniciar el denominado “camino de vuelta”. Para ello confeccionó una plantilla de relumbrón con un presupuesto estratosférico para la categoría. Sin embargo, la pretemporada ya dio alertas de que los burgaleses distaban mucho de engranar todas y cada una de las piezas para convertirse en el equipo referencia de la categoría. Y digo equipo porque solamente con nombres no se ganan los partidos. Las individualidades pueden salvar encuentros sí, pero si no están conjuntadas como es debido tarde o temprano terminan por salir a escena las carencias de cada una de ellas.
Y eso es lo que le ha sucedido al equipo burgalés. Para un conjunto que aspira al ascenso directo, los compromisos ante los que se pueden denominar rivales de su liga han supuesto batacazo tras batacazo. Ni ante Valladolid ni Andorra hubo opción alguna de luchar por la victoria, y contra Palencia el buen trabajo de veinte minutos se fue al traste con una segunda parte nefasta. Esta última derrota es la que terminó de provocar la destitución del entrenador, si bien no fue la última del equipo, pues en Ourense, bajo el mando de Oriol Comas, el equipo no solo volvió a caer derrotado sino que fue un equipo sin idea alguna sobre el parquet.
No menos cierto es que no se deben cargar todas las tintas sobre el entrenador, pues determinados jugadores no están cumpliendo ese papel determinante para el que fueron fichados, alguno de los cuales, como el caso de Mahalbasic, van de más a menos a cada jornada que transcurre. También ocurre con la dirección deportiva, que tuvo que poner remedio una vez iniciada la campaña al puesto de uno con el fichaje de Luka Rupnik. Un fichaje que, por cierto, no será el último del conjunto burgalés esta temporada.
Para reemplazar a Olmos se ha confiado en Curro Segura, un técnico que ya sabe lo que es ascender a Liga ACB, pues lo ha logrado nada menos que en tres ocasiones. Nuevos aires para un Hereda San Pablo que en el mes de Diciembre debe cambiar ya por completo el objetivo de la temporada. Con la situación actual de la clasificación, con cinco derrotas, y tal como están los dos conjuntos que lideran la misma, alcanzar la primera posición es una quimera a día de hoy. Por ello, se podría decir que comienza una nueva temporada para el conjunto de la ribera del Arlanzón, pues no solo debe lograr meterse en el Play Off lo más arriba posible sino que debe llegar a los meses de Mayo y Junio en el punto óptimo tanto física como mentalmente para afrontar el mismo.
Mucho trabajo el que tiene por delante el técnico granadino, que debe levantar a una plantilla baja de ánimo y de baloncesto para continuar peleando por el objetivo, y no olvidemos que para empezar el año tiene tres compromisos más que complicados el equipo azulón. Será una piedra de toque para el nuevo técnico, quien también tendrá que manejar los posibles cambios que sufrirá la plantilla.
Nadie dijo que ese camino de vuelta no estuviese lleno de obstáculos, pero muy pronto nos hemos visto tremendamente rezagados en el mismo. Ahora no queda otra alternativa que replantear la temporada y empezar a sentar las bases para crear ese equipo que debe disputar un playoff que, ojala, devuelva la sonrisa al aficionado burgalés.
